Declaran emergencia sanitaria por crisis de la salud en sur de Bogotá

Hospitales como el de Kennedy deben atender unos 200 pacientes diarios con seis médicos disponibles.

El alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, declaró la emergencia sanitaria en Bogotá durante los próximos seis meses, susceptibles de ser prorrogables, a raíz de la grave crisis que afrontan los servicios de urgencias en el sur de la ciudad.

La emergencia sanitaria le permitirá a las entidades del Distrito tomar medidas urgentes para ponerle fin a la problemática. Aunque el decreto estará vigente durante seis meses, se espera que entre tres y cinco meses los problemas más críticos sean solucionados.

"Hemos decidido junto con nuestro secretario de salud y con acompañamiento del gobierno nacional decretar la emergencia sanitaria porque el maltrato a la población del sur de Bogotá no puede continuar y no puede esperar para que haya soluciones", afirmó Peñalosa desde el hospital de Kennedy uno de los más afectados. (Lea también: Hacinamiento se toma las salas de urgenchospitales de Bogotá)

El alcalde afirmó que con esta declaración "se hace posible acelerar al máximo la solución para que los hospitales del sur de Bogotá funciones como deben ser y para que se hagan las obras que se necesitan y para que, en particular en el área de urgencias se tenga una mejora casi que inmediata para que se trate con respeto a los ciudadanos del sur de Bogotá. "

Hospitales como el de Kennedy, el más importante de la zona, deben atender hasta a 200 pacientes diarios con seis médicos disponibles y los usuarios deben enfrentarse a largas esperas o a no recibir la atención deseada.


El decreto también autoriza al Ministerio de Salud y Protección Social a expedir una resolución que permite, entre otras, que los hospitales puedan ampliar las áreas donde atienden las urgencias, mientras se toman soluciones de fondo.

Uno de los más perentorios es ampliar las camas del Hospital de Kennedy. Actualmente funcionan 80, pero se necesitan 250 para que este centro asistencial sea la Central de Urgencias del Sur de Bogotá.

Según las cifras oficiales, la capital tiene alrededor de 13.000 camas hospitalarias, de las cuales 9.500 son privadas y 3.500 de la red pública, con un porcentaje de 73 y 27 por ciento. La Secretaría de Salud estima que el 10 por ciento de esas camas son de urgencias, lo que implica unas 1.300 en total: 950 de la red privada y 350 de la pública.

Lo cierto es que las 1.300 camas de urgencias que tiene la ciudad no son suficientes para atender adecuadamente entre 3’200.000 y 3’500.000 consultas de urgencia que se hacen al año, de las cuales un millón corresponde a la red pública de hospitales.

Este mismo hospital tendrá el primer Centro de Atención Prioritaria en Salud (CAPS), que cuando funcione podrá atender unos 150 pacientes al día que no tengan urgencias vitales, lo que ayudará también a descongestionar los espacios para atender a pacientes más graves.

Hacinamiento y larga espera en las salas de urgencias El hacinamiento de las salas de urgencias de los hospitales distritales alcanza el 250 por ciento durante los fines de semana.

La situación es grave cuando se tiene en cuenta que los hospitales de Meissen, Kennedy y Tintal atienden al 60 % de los bogotanos que viven en el sur de la ciudad.

Pero no solo la falta de camas es un problema, algunos servicios no se pueden prestar por la gran cantidad de gente que los demanda y la atención a los pacientes no es la esperada porque los médicos tienen sobrecarga de trabajo. La falta de personal médico provoca que en Kennedy los doctores trabajen en dos turnos, cuando deberían trabajar en tres.

La infraestructura también ha sido un problema. Las obras de ampliación de los servicios de urgencias del Hospital de Kennedy solo han avanzado un 22 por ciento y los retrasos en los trabajos, en los que se han invertido 24.000 millones de pesos, ya completan seis años.

Sin embargo, de lo que más se quejan los usuarios es de la demora en las citas. Según la última encuesta de percepción ciudadana del programa ‘Bogotá, cómo vamos’ (BCV), de las personas del régimen contributivo que pidieron una cita para consulta externa en el último año, 43 por ciento se demoró entre 1 y 5 días; 19 por ciento entre 6; 10, 9 por ciento entre 11 y 20; 10 por ciento entre 21 y 30, y 19 por ciento, más de 30 días para que les asignaran la cita.

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